La luz de la tarde palideció a las dos sombras que bañaban los arbustos, las dunas coronadas por un pelo negro -un cuadro, un calco, trazados por David Hockney-, un rostro enredado con la arena. La playa quieta, tranquila: San Luis no grita, no es Punta. Del oeste llegan los rayos de oro, mecen la marea. El rostro desaparece, se esconde, arrodilla. Otro cuerpo alza su cabeza, combina los matices de la tarde. Con San Luis y el Atlántico de fondo, los gemidos acompañan el susurro de las olas.
Thursday, January 16, 2020
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