El selfie que muestra la cara asombrada, algo desubicada, de un pretendido por el fotógrafo/cronista/pretendiente, revisando los distintos selfies, desde el #2 añadido a la foto de la composición original del cuadro Doña Fructuosa, hasta los que trasgreden la obra, recreando lo narrado en la misma, con sus personajes revertidos y travestidos, dos siglos más tarde convierten al espectador en un sujeto integral de la pintura más allá de lo pintado en el s.XIX en Lima; logran absorber y, a su vez, confundir el espacio real del presente con el mundo criollo del s.XIX, creando la ilusión de estar dentro de existencias y tiempos convergentes. Después de familiarizarse con la colección de selfies que exploran y expanden los límites del cuadro Doña Fructuosa, haber recibido fotos #11, 12 , -1 del pretendiente, el pretendido prefiriò no volver a ser retratado por el pretendiente y le dejó saber que estaba enamorado de un oso.
Wednesday, January 8, 2020
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