Durante mi niñez en el sofocante y árido pueblo caribeño que Palés Matos inmortalizó en sus versos -"donde las piedras se prenden solas; el pueblo que se muere de nada"-, a unas señoras que vivían en la esquina cerca del colmado de don Santos Capó, les decían "Las Nylon" por lo "comemierdas" y arrogantes que eran. Sesenta y pico de años más tarde sigo encontrando muchas y muchos igual de "nylones". Y si uno escarba, casi siempre, son gente bien llanita que no saben la diferencia entre Picasso y Mikasa (una marca de platos).
Hace un tiempo atrás le explicaba a un conocido bien católico, ¡director de escuela!, que el Antiguo Testamento fue escrito sobre mil años después que los hebreos fueran llevados por Abraham desde el área cerca de lo que hoy es Turquía hasta lo que se conoció como Judea; y que se ha comprobado científicamente, que esos relatos fueron adaptaciones de relatos babilonios (hoy día Irak), donde los hebreos luego fueron esclavizados y donde aprendieron a escribir. No plagiaron como tal, pero como sugiere y praticaba Borges: intertextualizaron.
Que una cosa es la razón y otra la memoria.
Las Nylon eran jabás (un tipo de mulata), por lo tanto, para aquella época (los cincuenta) no hacía ni menos de un siglo que hubiesen sido consideradas ciudadanas de segunda por las clase poderosas, el resto de gente blanca en PR, y por las leyes heredadas de la Inquisición, que regían bajo el dictamen de "la limpieza de sangre". Si eras pardo, mulato o negro, antes de poder casarte por la Iglesia o participar en el Gobierno tenías que ir a corte a comprobar la "limpieza de sangre". Hasta familias reconocidas como la del prócer Betances tuvieron que comprobar su "limpieza de sangre".
Todavía hay quienes preguntan por qué hay gente que vota por Trump o por los genios científicos como la líder cristianoide, polítiquera de derechas en PR, una tal Charbonier.
Y ahora persígnense si creen que blasfemo, ¿o les preparo una bibliografía?
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