Friday, September 1, 2017
MARI PILI O El NUEVO ARQUETIPO DE LA MUJER PUERTORRIQUEÑA
Se creen chic, tienen casas de playa (aunque no cogen sol) o de campo, o dicen que tienen, son trigueñas con el pelo planchado y teñido, la piel blanqueada, hablan medio nasales-chillonas, malas copias de cierto tipo de mujer burguesa en San Juan. Son agresivas y confunden el ser asertivas con el ser directas sin distinción de personas o entornos. Vi a una insultar en un velorio a un señor mayor, en duelo, a quien ella no conocía. El señor quedó en shock, se le salieron las lagrimas de la vergūenza; y el marido de la neo-cafre se fue "juyendo". Los maridos le tienen miedo. Ese tipo de nuevo rico o nuevo clase media puertorriqueño, gradudado de colegio orivado chipichape, que retrata los platos en lo restaurantes, habla dos idiomas a medias, bilingües limitadas por la falta de contenido académico. Bueno, corrijo: faltos de mucho contenido, reducidas a "pintura y capota". Son el arquetipo de cierta mujer puertorriqueña, a quienes antes de los setentas no las hubiesen dejado salir del arrabal, y que hoy se mueven por las islas de los encantos como peces en el agua. Muy distintas a las jíbaras con las que me crié: serias, respetuosas, pobres pero con clase. Las Mari Pili en Puerto Rico representan lo peor de los logros de la colonia capitalista; la colonia que no se fija en cómo evoluciona la gente, que produce ese arquetipo: la cafretona con dinero (luego escribo sobre los hombres clase media, bocones, agarra "guevos", y sobre otros especímenes de la fauna portoricensis).
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