Muchos -fuera de algunos parientes- de los que recibieron la foto de mi madre, rodeada de unos bloques que servían de sostén a las planchas de zinc y fogones donde estaba la "cocina", no dudo, se preguntaran por qué lo hice. ¿Qué le importa a los demás?
Porque la educación no se limita a estándares ni a discursos solidarios. Porque la educación no existe sin los educadores, y éstos tienes historias que subyacen las percepciones que se tienen del otro, el que sea. Porque los discuross solidarios puede que sean sólo eso: discursos. Porque la pobreza no es un chiste. Porque aquellos que recibieron la foto puedan trascender sus percepciones del otro, del homosexual, del puertorriqueño, del pobre. Porque tantas veces que por ser jíbaro en Guayama, pobre, puertorriqueño y homosexual tuve que tolerar mucha “mierda” vestida de paternalismo o de tolerancia, y mucha de esa “mierda: vino de parte de los educadores bilingües a quienes les mandé la foto. Porque el ideario burgués que promueve la privacidad y discresión sólo sirve para esconder la "hipocresía" de los que promueven esas ideas. Porque la foto de una madre es muy poderosa, dice mucho. Porque ser pobre no es un defecto. Porque son tantas, tantas y tantas las razones que llevaron a Carlo Ginsburg a escribir sobre la vida de un hombre pobre que fue ajusticiado por el Tribunal de la Inquisición en Italia, sin que nadie se fijara -los letrados de la Iglesia- en la relación entre las ideas de aquel acusado -o quien sea- y la percepción equivocada sobre cómo debe ser un hombre.
Porque la educación no se limita a estándares ni a discursos solidarios. Porque la educación no existe sin los educadores, y éstos tienes historias que subyacen las percepciones que se tienen del otro, el que sea. Porque los discuross solidarios puede que sean sólo eso: discursos. Porque la pobreza no es un chiste. Porque aquellos que recibieron la foto puedan trascender sus percepciones del otro, del homosexual, del puertorriqueño, del pobre. Porque tantas veces que por ser jíbaro en Guayama, pobre, puertorriqueño y homosexual tuve que tolerar mucha “mierda” vestida de paternalismo o de tolerancia, y mucha de esa “mierda: vino de parte de los educadores bilingües a quienes les mandé la foto. Porque el ideario burgués que promueve la privacidad y discresión sólo sirve para esconder la "hipocresía" de los que promueven esas ideas. Porque la foto de una madre es muy poderosa, dice mucho. Porque ser pobre no es un defecto. Porque son tantas, tantas y tantas las razones que llevaron a Carlo Ginsburg a escribir sobre la vida de un hombre pobre que fue ajusticiado por el Tribunal de la Inquisición en Italia, sin que nadie se fijara -los letrados de la Iglesia- en la relación entre las ideas de aquel acusado -o quien sea- y la percepción equivocada sobre cómo debe ser un hombre.
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