Thursday, June 11, 2020

ENTRE GABRIELA MISTRAL Y LA PATA PITA

"1990-2017: continúa firme el sorprendente proceso de concentración editorial donde hoy mandan dos megagrupos. Se suman a este negocio, que solía ser 'de colegas', grandes jugadores globales como Amazon, Google, Apple. La vida de las pocas, poquísimas, editoriales medianas que quedan se vuelve cada vez más difícil en este ecosistema. En paralelo se genera una falsa ilusión por el surgimiento de nuevas (y muchas veces geniales) pequeñas editoriales." (Carlos Díaz, editor del sello Siglo XXI)

Los Walmart del mundo editorial deciden quién lee, qué leen; fuerzas que moldean e informan las hoy cognitivizadas estructuras interiores del homosapiens, narrativas y estilos; ejercen un enorme poder, determinan, guian, controlan cómo los muy racionales hombres y mujeres del s.XXI leen; son evaluados, educados. 

"Sin embargo, el aprendizaje de algo tan juguetón como la lengua se convierte para muchos escolares en un empeño desalentador. Ciertas gramáticas que sufren los alumnos incluyen frases como éstas: 'El complemento de régimen verbal es un sintagma preposicional que se forma mediante la preposición que exige el verbo y un sintagma nominal./ El complemento predicativo es un sintagma adjetivo que complementa a los verbos predicativos y concuerda en género y número con el sintagma nominal'. Ningún niño puede amar la lengua así. La gramática no tiene por qué ser un potro de tortura en el que se exija a los alumnos clasificar oxítonas, paroxítonas y proparoxítonas; clíticos, enclíticos y proclíticos; las parasintéticas, los deícticos, los transpositores y otros sintagmas diversos." (Alex Grijelmo, editor de estilo de El País)

Durante mis años como estudiante graduado y docente, decidí buscar copias de libros que fueron parte de mi educación primaria y secundaria en las escuelas públicas, y universitaria en la Pontificia de Ponce y UPR. Libros escritos por autores con nombre y apellido, y no conocidos por el número en la serie de tal o cual editorial. Placenteras, concienzadoras tipo posmo, y divertidas -volver a leerlas.

Docente: tarea asignada -armar un colección de lecturas para estudiantes bilingües de escuela primaria, en forma de libro; y escribir una introducción critica a la misma. Algún que otro estudiante entregaba lo que era un trabajo hecho la noche anterior, mucha Pata Pita; lecturas tomadas al azar, sin un sentido serio de porqué las escogían. Muchos lo hacían por primera vez, y en español, para algunos, era la exploración de un terreno completamente desconocido. Juntas -la colección que preparé para el curso (copiada en una imprenta del barrio) y las de ellos- servían para el comienzo y apertura hacia el estudio de educación latinoamericana; sus ramas. 

Es harto conocido entre la comunidad académica, que existen diferencias entre la población analfabeta y los adultos que saben leer y escribir; en las capacidades cognitivas y en la organización cerebral; a su vez, demostrado que, entre distintos grupos, existe una estrecha correlación entre estas diferencias y los tipos de lecturas a las que han sido expuestos los sujetos estudiados. La lectoescritura transforma el cerebro; la sensaciones, nos informa, forma, transforma.   

Hasta dónde las telenovelas, narradas cual fórmula propuesta por Bruno Bettelheim, responden a los gustos románticos plasmados en los "cuentos de hadas" (véase Hermanos Grimm); o cuán profundo llega el énfasis skinneriano de la escuela promedio estadounidense, en el manejo gradual y ascendente de destrezas específicas y medibles, desligadas de contextos más amplios, estrechamente empatadas a lo que se espera de esa clase social en la red tecno/industrial que controla las economías, entre otras cosas.

Olga (no es nombre) fue maestra en Argentina y dada su historia política, destierro, ajustarse a los niuyores, comenzar a estudiar de nuevo, graduarse con honores, seguir como docente era su meta, clara y basada en su trabajo en las escuelas primarias en uno de los barrios latinos de la ciudad. Cambió de opinión: el proyecto, escoger lecturas y defenderlas, la llevó a establecer una nueva relación con la literatura: decidió que iba a dejar la educación primaria, estudiar letras; hasta, años más tarde, completar su doctorado, y terminar como profesora universitaria y escritora. 

Las Crónicas de Yndias, Samaniego, los relatos en Corazón, el inicio de una educación que incluyese lo latinoamericano en La Edad de Oro, el mestizaje con tonos mitológicos en las Leyendas Puertorriqueñas, cruzar el mar en el Barco de Papel de Hostos, para liberar la América, los sustos y cosmologías mestizas en los Cuentos de Aparecidos, conocer a la María de Isaacs y la Doña Bábara de Gallegos, recitar las nanas de Federico García Lorca, caminar y hablar con Platero, los poemas para niños de Gabriela Mistral, y quedarse dormido, acurrucado por "las mazorcas de maíz/ a niñitas se parecen". Libros con nombre y apellido. 

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