UN HOMBRE MAYOR BORICUA FUERA DEL ARMARIO Y LA POLÍTICA EN EL CLÓSET FASCISTOIDE

Primero vinieron por los socialistas, y yo no dije nada,

porque yo no era socialista.

Luego vinieron por los sindicalistas, y yo no dije nada,

porque yo no era sindicalista.

Luego vinieron por los judíos, y yo no dije nada,

porque yo no era judío.

Luego vinieron por mí, y no quedó nadie para hablar por mí. 

(Matin Niemôlier)

Un politico le dijo a otro que legislara para la historia y no para ganar las próximas elecciones.

Quien dude que estamos en un momento histórico bastante delicado, tambaleante, frágil y cargado, debería hacer un  repaso de la historia (los periódicos han estado publicando ensayos explorando las pandemias y revueltas sociales) y los juegos egoistas, dogmáticos que los humanos disfrutan enredados en la política. En esas historias, los relatos sobre los homosexuales quemados en las hogueras o lapidados frente a la mezquita, o los registros de grupos señalados por los politicamente encaramados, como los “malos de la película”, abundan; evidenciados por grupos que se dedican a asegurar que no perdamos la memoria, la justicia, la razón. 

Políticos boricuas, faltos de criterios más allá del estatus (ilusos, esperar que las turbas de Trump van a durar mucho y lograr la estadidad para PR) justifican a tal candidata por su capacidad para conseguir fondos en Washington, y pasar una enorme cantidad de tiempo figureando con el elemento equivocado, en vez de hacer frente a las fuerzas fascistoides que hoy tratan de controlar sin pizca de respeto por aquellos, los “diferentes”. Y si tal o cual candidato se beneficia a nivel personal de sus deseos internos, y protegida por cierto andamio politico, sin sentirse perseguida (que lo es y hasta puede ser chantejeada), y apoya a nivel público al régimen opresivo, entonces es bueno advertirle que no hay secretos en pueblos chismosos, como los que García Márquez retrata en su Crónica de una muerte anunciada.