Tuesday, January 22, 2019

EL CH’ULL DE LOS ARAHUACOS Y EL HURACÁN MARÍA EN GUAYNABO

“La creencia entre los arahuacos, mayas, y otros pueblos que poblaban -y siguen por ahí viviendo bajo distintas nominaciones- la región geográfica que circunda el mar Caribe, desde Yucatán en el México de hoy hasta Yukiyú en el Puerto Rico contemporáneo, sostiene que la energía vital, primigenia, que es la fuente de toda la creación no necesita de una entidad particular para controlarla o tener forma estática. Está impregnada en todo, y se manifiesta en distintos grados, perceptible o no, dependiendo de la densidad del medio usado para corporizarse. Entre más denso, más concreto el medio, sea un humano o una piedra o un árbol o un charco o una casa o un mineral o un gas. Todo está impregnado por el ch’ull. María, el huracán como la madre de Jesús, también fue un cuerpo formado por esa energía vital, con el propósito de que los puertorriqueños dejaran de ir tanto al mall, y que cogieran vergüenza”:  dijo la mentalista vestida con collares de camándulas, pulseras de caracoles y campanitas, pañuelo de seda en la cabeza, flores en el pecho, detrás de las orejas, falda étnica, tejida a mano por señoras en la capital de los hilos, Ciales, desde su casa en Torrimar, Guaynabo. Puerto Rico, antes de -sin querer- soltar un inesperado pedo.

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