Más que amantes, fuimos grandes y controvertidos amigos. Fuimos parte de un grupo, solidarios unos con otros que no escatimaron dar cara por nosotros cuando fue necesario. Abrí los ojos y sonreí, pero no me sorprendió que el grupo de excéntricos, poetas, contra-cultura, politicos conocidos progresistas, amigos viajaran desde Frankfurt para asistir al entierro, y que Bárbara, en la pequeñita iglesia luterana de la aldea de dos calles y pocas casas en la Baja Sajonia de Alemania, pusiera un ramo de flores con mi nombre al lado del resto puesto por la familia en el altar de la iglesia. No era lo esperado, pero ella no preguntó, y obligó al sacerdote a reconocer nuestro amor, aunque hizo la salvedad, que ellos en sus pueblitos no entendían bien esas cosas.
En Nueva York ofrecí una misa en su nombre -era la segunda que ofrecía en menos de dos años porque mi ex compañero de apartamento había muerto poco antes (suicidó porque no toleraba más la enfermedad y sus cuerpo estaba hecho leña). Fue en una iglesia de mi barrio en el Village (una iglesia
Jesuita en la 16 y Sexta que abergaba grupos de apoyo a los homosexuales, y uno en particular -al que yo asistia- para personas infectadas por la plaga. Era la misa en español, y estaba solo, junto a un grupo de señoras puertorriqueñas, una de ellas era la lectora en el altar -tuvo dificultad con el nombre alemán, trató dos veces. Mis amigos ateos -todos- no iban a misas, y pensé que una ex estudiante convertida en amiga (resultó ser un fraude,una vividora y mentirosa de la peor calaña) que sí iba a misas, me acompanaría. No fue. Me imagino que como en ese momento estaba con las Latinas Feministas de Teachers Collge, no iba a ir a una misa de homosexuales; a menos que como yo en CCNY, le pudieran servir en su carrera de parásita arribista. Luego tuvo la osadía de preguntar por qué no la apoyé cuando hubo una plaza disponible en la facultad. Además de que como muchos buenos estudiantes, ahí terminaba su talento: en lo bien informada que estaba y en como sabía aprovecharse de los demás. Genio creador no era ni es. Para esa época, los heteros latinos de izquierda percibían la homosexualidad igual que los no de izquierda: mal informados, y algunos.... La muerte llegó en medio del amor; de algunos.
En Nueva York ofrecí una misa en su nombre -era la segunda que ofrecía en menos de dos años porque mi ex compañero de apartamento había muerto poco antes (suicidó porque no toleraba más la enfermedad y sus cuerpo estaba hecho leña). Fue en una iglesia de mi barrio en el Village (una iglesia
Jesuita en la 16 y Sexta que abergaba grupos de apoyo a los homosexuales, y uno en particular -al que yo asistia- para personas infectadas por la plaga. Era la misa en español, y estaba solo, junto a un grupo de señoras puertorriqueñas, una de ellas era la lectora en el altar -tuvo dificultad con el nombre alemán, trató dos veces. Mis amigos ateos -todos- no iban a misas, y pensé que una ex estudiante convertida en amiga (resultó ser un fraude,una vividora y mentirosa de la peor calaña) que sí iba a misas, me acompanaría. No fue. Me imagino que como en ese momento estaba con las Latinas Feministas de Teachers Collge, no iba a ir a una misa de homosexuales; a menos que como yo en CCNY, le pudieran servir en su carrera de parásita arribista. Luego tuvo la osadía de preguntar por qué no la apoyé cuando hubo una plaza disponible en la facultad. Además de que como muchos buenos estudiantes, ahí terminaba su talento: en lo bien informada que estaba y en como sabía aprovecharse de los demás. Genio creador no era ni es. Para esa época, los heteros latinos de izquierda percibían la homosexualidad igual que los no de izquierda: mal informados, y algunos.... La muerte llegó en medio del amor; de algunos.
No comments:
Post a Comment