El antropólogo Néstor García Canclini (en una entrevista para un diario argentino que no fiché) sostuvo que la literarura estaba muy viva y dinámica; que los libros seguían siendo leídos, aunque, abordados de otra forma, incluso, lecturas comunales tipo época pre-imprenta; usando como evidencia, la diferencia en la cantidad de público que asistió a dos conferencias o happenings tecnos; ofrecidas por el escritor peruano Mario Vargas Llosa y por unos youtubers que escriben o arman, bajan y suben, transmiten a través de la red cibernética. Las sala de Vargas Llosa casi vacía, con una audiencia bastante predecible. La de los youtubers, abarrotada: tatuados, veganos y antiganos, iteractuando entre ellos y con los dispositivos y todos a la vez y cada uno por su lado, vuelvo y repito, a la vez.
No debe sorprender, dada la educación de masas que depende de medidas de masas e intenciones para neutralizr masas que sirve de substancia en las escuelas, cómo los maestros, administradores y facultades de educación en las universidades, enfrentan y usan estos nuevos modos de hacer pedagogía interactiva, literatura crítica, intertextualizada e intermodal, multifuncional y rica en fuentes y algoritmos. No se han enterado.
No debe sorprender, dada la educación de masas que depende de medidas de masas e intenciones para neutralizr masas que sirve de substancia en las escuelas, cómo los maestros, administradores y facultades de educación en las universidades, enfrentan y usan estos nuevos modos de hacer pedagogía interactiva, literatura crítica, intertextualizada e intermodal, multifuncional y rica en fuentes y algoritmos. No se han enterado.
(García Canglini estudia los comportamientos de esas tribus literarias -cómo puedan ser nombradas esas nueva modalidades sociales y académicas, ya sea en cafés pseudoexistencialistas con wifi o en las aulas, los miembros de esa subespecie, cuyos descendientes van a tener los pulgares más largos del mundo)
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