No me quedó duda que me dijo que no me rechazaba, pero que no me aprobaba, porque su mujer, acostumbrada a lidiar con peluqueros y no con profesores universitarios, no tolera que una “loca vieja” (así sentí sus vibras cuando nos conocimos por primera vez) no le haya permitido que lo trate como si fuese una marioneta. Soy homosexual, pero no soy el bastón de mujeres heterosexuales que gustan de usar a los gays como si fuesen sus lacayos o bufones de la corte. No me queda duda que fue ella quien lo llevó a que me dijera pùblicamnete eso, delante de otra persona y sabrá Dios, a quien más le habrá dicho lo mismo, “yo no lo apruebo pero no lo rechazo”, después de cincuenta años de que mis padres fueran informados y que la familia lo sabía; yo se lo había comunicado a mis padres y mi sobrina mayor -con quien siempre he tenido una relación muy estrecha y de mucha confianza- se aseguró que entienderan mi condición. Me sentí que me estaba usando para lucir como tremendo “macho” o para demostrar...
Con el pecho lleno de emociones encontradas (vergüenza porque es otra forma de acoso; dolor porque no esperas que a esta edad, despuês de tato sacrificio para mejorar tu vida y haber ayudado y protegido a tus padres y familia, te sigan despreciando por algo que uno -carajo- no tiene control, ni los científicos entienden y los reverendos de panderata explotan para su propio beneficio; ira porque el continuo abuso causa mucha ira; asombro porque hasta siquitras, líderes religisoso han sostenido que ni somos enfermos ni vamos para el infierno) le respondí con una cátedra, comenzando con preguntas, y obvio -como muchos que andan dando opiniones sobre la homosexualidad, no sabía sobre hombres o mujeres cuyos cuerpos externos no corresponden a sensaciones y órganos internos, opuestos. Dije el término estándar, intersexuales, y no lo conocía. Tampoco sabía lo que hermafrodita, el término popular, queria decir; ni quien fue el eunuco que el apóstol Felipe encontró en su camino y no dijo nada sobre ese tipo de hombre, pues para esa época, lo castigado era la sodomía, y no ser un intersexual. Allí, además de tratar de avergonzarme para satisfacer su ego, demostró una vez más, que los ignorantes hacen daño, y ni se enteran.
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