Leemos usando estrategias lingüísticas y mentales, conocimientos previos, y actitudes hacia lo que leemos, que para algunos incluye el autor o el tema o el sitio dónde se publicó el texto o sabrá dios que más guia los recovecos interiores de los lectores. La literatura que cubre el tema de la lectoescritura está saturada con material que explica las dos primeras, y poco, casi nada, sobre la tercera. A su vez, la escuela trabaja, con distintos grados de maestría o peritaje, con las dos primeras, poco menos y de una forma sutil y manipulada con la tercera durante los primeros años de escolarización.
En CCNY tenía una colega feminista no depilada y anticolonialista de barrricadas, profesora en el Depto. de Lenguas, que lucía molesta, agresiva cuando le decía que me gustaban mucho los poemas de Carmen Valle, por cómo la hoy fallecida autora boricua exploraba el tema de la sensualidad. Nunca le dije que tenía cerca de mi mesa de noche a José Ángel Buesa, a quien leía y releía acompañado por unos cuantos boleros. De saberlo, se hubiese suicidado. Tengo un amigo que no puede ni oir el nombre del crítico Harold Bloom por haber escrito que Borges no era un escritor creativo, o algo así por ese estilo. Un lector de mi blog criticó mis Crónicas Jíbaras porque eran modeladas en el costumbrismo tipo Ricardo Palma, sin nunca fijarse en que en mis escritos incluyo a travestis, transexuales, intersexuales, y jíbaros aguza’os, montando estructuras en los niuyores que hoy siguen de pie, y han ayudado a muchos puertorriqueños y otros latinos a salir adelante en la ciudad donde, “if you make it there, you make it anywhere.” Por suerte el lector del blog, que además de tener como esquemas afectivoliterarios a las tendencias, enfoca la literatura en etapas evolutivas, no sabe que sigo leyendo las fábulas de Esopo, los cuentos de hadas en sus dos versiones casi opuestas, Perrault y los hermanos Grimm, las joyas en la Edad de Oro por Martí, las nanas de García Lorca, las Leyendas Puertorriqueñas por Coll i Toste. Los tres casos, profesora feminista, amigo en relación simbiótica con los autores y lector encajonado en tendencias y etapas literarias, reflejan esas predisposiciones que de forma subyacente informan y forman a los lectores.
¿Que qué tiene que ver el título con lo aquí brevemente escrito? Mucho, pero no lo explico para que el lector -forzado por mi perenne didáctismo a los George Sand- se vea obligado a investigar si lee controlado por valores pequeño burgueses, progresista de salón, o por su dogmatismo teórico ideológico, o si lee porque el amor lo lleva a sentir el gozo que dan las lecturas.
¿Que qué tiene que ver el título con lo aquí brevemente escrito? Mucho, pero no lo explico para que el lector -forzado por mi perenne didáctismo a los George Sand- se vea obligado a investigar si lee controlado por valores pequeño burgueses, progresista de salón, o por su dogmatismo teórico ideológico, o si lee porque el amor lo lleva a sentir el gozo que dan las lecturas.
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