“Los editores holandeses pegaban en sus vidrieras las pruebas de imprenta de sus libros y pagaban a los transeúntes que encontraban erratas. Los chinos decían que todo libro tiene derecho a una errata, para recordarnos que fue hecho con manos humanas. El italiano Alberto Savinio, en cambio, dejaba entre paréntesis cada lapsus que cometía su máquina de escribir, para que el lector pudiese vislumbrar lo que pasaba por su cabeza mientras escribía". (Juan Forn: “Un presocrático en Italia”, Página 12, 18/09/2020)
Incluyo distintas versiones de mis escritos en este blog, separados por días, semanas, meses o años, y, a veces, por estudios y planteamientos sobre la lectoescritura, sus investigadores y autores (véase otras entradas sobre distintas teorías para blogueros), con un propósito: mostrar evidencia que ayuda a explicar el proceso del escritor y la creación de los textos, o guiar al lector emborujado en la bloguería. La obra perfecta no es mi motivo -uy, que la perfección es para los judeocritianos, los críticos y profesores con borujos llenos de egos; pretendo discutir los cambios, lo que pueda causarlos, y lo que ocurre en la marcha.
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