Saturday, September 26, 2020

ENTRE EL LÍBIDO EN SANTURCE Y LOS DATOS EN UNA HACIENDA EN GUAYAMA, SIGLOS XIX-XX

Luis A. Figueroa en el libro Sugar, Slavery and Freedom in Nineteenth Century Puerto Rico (2005) relata que en la hacienda Berdeguez en Guayama hubo un incidente durante una fiesta de bomba, donde un hombre mató a otro por asuntos de celos, ambos enamorados de una mujer llamada Mayombe. Como resultado, los hacendados prohibieron el baile de bomba en todas las haciendas de Guayama. El libro explora las contribuciones de los esclavos y libertos al desarrollo de la economía puertorriqueña durante el siglo antes mencionado, ya que, “The contributions of the black population to the history and economic development of Puerto Rico have long been distorted and underplayed.” 

No es de dudar que la historia oficial, no solo en Puerto Rico, pero en casi todo el mundo, excluye las voces de los pueblos, “la gente de a pie”. Sobre este tema abunda la literatura y las discusiones de las razones por las cuales los cocorocos intelectuales o políticos o religiosos deciden presentar narrativas algo discriminatorias y limitadas en su panorama. Eso no quiere decir que la gente no haya hablado, contado sus historias. La llamada narrativa folklórica está saturada con cuentos sobre los pueblos. En Puerto Rico no es distinto, y la música popular, desde la muy mestiza jíbara hasta la afroboricua, ha servido de voz y documento. Pueden ser criticadas esas fuentes porque es harto conocido que los narradores cambian los relatos, la memoria los distorsiona, el interés de tal o cual grupo los censura (una crítica que se ha hecho de la Biblia, comprobada con los últimos estudios arqueológicos). 

Antes del libro ser publicado, don Rafael Cepeda había compuesto la letra para una bomba, titulada A la Verdegué. Aunque el libro fue publicado mucho después de que la letra para la bomba fuese escrita, y el nombre de la hacienda en Guayama tenga una ortografía distinta, se puede concluir que los eventos en la hacienda sirvieron para la composición de don Rafael Cepeda. Cómo llega donde el compositor en Santurce la historia de lo que ocurrió en Guayama tiene que haber sido a través de la tradición oral, el cuento popular. Las diferencias entre ambos no se reducen al nombre de la hacienda, incluyen el pueblo -los eventos documentados ocurrieron en Guayama, y don Rafael los sitúa en Mayagüez- y al enfoque en lo contado. La tragedia, el inmenso poder de los hacendados, y sus consecuencias, prohibir las fiestas entre los esclavos en todas las haciendas de Guayama, fueron activados por la pasión desbocada, el amor a una mujer, y don Rafael no los menciona: enfoca la bomba en el peligro de acercarse a La Verdegué, “porque hay una negra que cuando cura, cura puro café, pone a los hombres arrastrándose hasta lo pies”. No podemos culpar a don Rafael, es que, al fin y al cabo, no muy pocas veces, el líbido ha cambiado la historia. 



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