Al igual que ocurre con otros grupos en estados de opresión o colonización (los datos lo comprueban), la violencia sicológica y física entre los hombres gays está muy generalizada, hacia ellos, entre ellos y contra sí mismos. El acoso, suicidio, adicción a fármacos y enervantes, y el alcoholismo son un problema real y deben ser confrontados. Si la violencia no es denunciada, continúa. Para muchos es un juego. Y si viven en el clóset, la tasa de violencia se multiplica. No es un juego.
Si denuncio al homófobo, no es un juego. Si denuncio al que conquista a viejos gays para sentirse poderoso, no es un juego. Si denuncio al que se aprovecha de la amistad para satisfacer su morbo, no es un juego. Si escribo sobre mi auto destrucción -la que me causo yo mismo o cuando participo en relaciones donde la fomentan contra mí-, no es un juego.
Monday, October 10, 2016
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