Tuesday, October 18, 2016

TU MORBO NO INCLUYÓ A LOS DOS CHICOS DE CAVAFIS: LOS DE 23 O 24 AÑOS

Temblabas. Cada célula sentía el placer de poder atrapar lo que no te pertenecía. Mentías. Los chicos de Cavafis querían amar. En ti, lo que reemplazó el amor te quema por dentro.

"Desde las diez y media estaba en el café,
y esperaba que apareciera pronto."

Te acercabas y empezabas a jadear como una perra en celo.
Así eras. ¿Eres? Una marica, una perra en celo. Dicen que te vendes como bisexual. Un cuerpo vibrando, movido por un calor inexplicable. Una perra en celo. Un morbo instintivo.

"Sus bellos rostros, su arrebatadora juventud,
el amor sensual que se tenían."

¿Te acuerdas entre 1972-1973 cuántos viajes diste a Nueva York para quitarle el amante rico, sureño, a quien pensaba que era tu amigo? Sí, el gringo sureño, el mismo que a tus espaldas te describía como un "high yellow". Tu morbo no veía a nadie más, ni a sí mismo. ¿O la fiesta en Gramercy Park de donde te sacaron a empujones? No puedes acordarte. El morbo ciega, niega.

"Su amigo traía una noticia inesperada.
En el garito había ganado sesenta libras."

La angustia del chico de Cavafis que esperaba en el café se disipó. Su amigo quería compartir las libras ganadas. Tú no compartes. Robas.

"Y plenos de gozo y energía, sentimiento y belleza
se fueron......"

Conozco otras anécdotas, que de ti cuentan. Me repito Te repites.

"y cuando ya eran cerca de las cuatro,
al amor se entregaron felices."



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