Me dejaste rodeado de palabras.
Callan mi voz. Ellas, solo ellas hablan.
Recuerdan nuestra primera cama,
nuestro primer cine. La mirada recuerdan.
En Santa María, la Católica de Ponce,
me juraste amor eterno.
En el ya desaparecido Hotel Palace,
del Viejo San Juan me llevaste por Paris.
Frente al Cairo, el café en Rio Piedras,
consolaste mi miedo al sentir que no volvías.
En Nueva York, Frankfurt, Madrid, San Luis
en Guayama te creí. Junto a otros te creí.
Como souvenir de feria en Coney Island,
las palabras siguen molestas por estar sin ti.
Me hablan, se quejan; silencian las mías.
Callan mi voz. Ellas, solo ellas hablan.
Recuerdan nuestra primera cama,
nuestro primer cine. La mirada recuerdan.
En Santa María, la Católica de Ponce,
me juraste amor eterno.
En el ya desaparecido Hotel Palace,
del Viejo San Juan me llevaste por Paris.
Frente al Cairo, el café en Rio Piedras,
consolaste mi miedo al sentir que no volvías.
En Nueva York, Frankfurt, Madrid, San Luis
en Guayama te creí. Junto a otros te creí.
Como souvenir de feria en Coney Island,
las palabras siguen molestas por estar sin ti.
Me hablan, se quejan; silencian las mías.
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