Wednesday, August 10, 2016
"MISCHLINGES" EN URUGUAY
Aquel hombre uruguayo, durante una conversación en Montevideo, indicó varias veces que era europeo, y con el mismo tonito y cinismo con el que Trump asume dos posturas contradictorias, que no era racista, mientras despotricaba contra los centrucas (centroamericanos), hispanoides (latino-americanos con ínfulas de españolidad), y así contra cada grupo que no era europeo: chinos, africanos, aymarás, quechuas, guaraníes. Su familia -la parte que podía ser rastreada hasta España e Italia- llevaba más de tres generaciones en Uruguay, haciendo lo de la supuesta identidad europea un registro absurdo, desubicado; y su físico lo colocaba entre aquellos que los alemanes identificaban como mestizos, "mischlinges, por tener características no "arias": su pelo rizo negro, su tez blanco cremita, sus ojos algo angulares", su "mancha mongólica" sobre las nalgas, sus testículos bastante obscuros. En su DNA puede que encuentre herencia guaraní, o charrúa, o africana, como la de muchos en su Uruguay europeo. Y si a esa confusión cultural, étnica, racial se le añade el que era homosexual, su actitud discriminatoria lo colocaba entre las víctimas de su propia ignorancia. En la Alemania nazi hubiese terminado en un horno; durante la dictadura uruguaya, tirado desde un avión; hoy no, vive "libre"' aunque su cerebro ya había creado su propio campo de concentración, su propia dictadura interna, su propio horno.
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