Ay, nene, no sabes lo mucho que gocé
tu despedida, ¡fuera! ¡fuera!
del foro de, bueno, dizque, tus iguales
-pensabas, eran tus iguales-; no lo son.
Pudiste ser su caricatura preferida.
Pudiste ser el Vargas Llosa homo.
Pudiste, hasta llegar a los extremos
-el free speech tiene límites-; sorry dear.
Si te hubieses quedado bestializando
los negros,
si te hubieses quedado marcando
los transexuales, y otros desterrados,
si te pusieses otro tipo de collar, oh dear,
de perlas negras, quizás, quizás, quizás,
hubieses encontrado novio; otro fotuto.
Bye darlin, babye. ¡Qué pachó!, Milo,
¡qué fallo! -perdona mi jerga boricua-,
es que, Milo, darlin, te pareces tanto,
tanto, tanto a los gays nazis que Hitler
-tú tienes que conocer la historia- mató.
(Oye, nene: no creo que leas mi notita, mucho menos cuando solo estará posteada por una semana, lo mismo que duró tu fama; obvio, solo fama, pues poder no tenías).
Babye, Milo, bye.
Thursday, February 23, 2017
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