No, no era la farandulera boricua, nuevo arquetipo de cierta mujer criolla, caribeña, con ínfulas de ser chic, pero, al fin y al cabo, igual de vulgarota como lo es el modelo original, fue como la describió mi ex-compañera profesora de español en el City College.
Después de estar algo incómoda con la copia de la original, haber terminado su bifté encebollado, no pudo aguantar más y trató de escabullirse. Mas la otra, acostumbrada al cafreteo boricua, no pudo callarse, y la arrinconó con un: "¿No te gusta nuestra conversación?".
Sin perder el ritmo, y con la típica sinceridad neoyorkina contestó: "No". Se levantó, le dijo a su amiga -la tercera del grupo: "Te llamo luego cuando podamos hablar sobre asuntos serios".
"¡Ay!, por Dios, que uno debe ser más tolerante con los nuevos modelos de comportamiento de cierto tipo de boricua neo clase media": llenas de cinismo fueron mis palabras, y continuamos hablando sobre la relación entre el último ensayo de Vargas Llosa, Adorno, Pepe Mujica, la muerte de Tzvetan Todorov y la toma del poder por parte de las Mari Pilis del mundo, Trump y Melania en bikini.
Wednesday, February 8, 2017
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment