Thursday, November 30, 2017

LITERATURA PARA LOS ANTIGUOS MOZOS; HOY, ADOLESCENTES

La selección de libros escolares se fundamenta en cuán apropiado son o no para tal o cual grupo, nivel, materia. Hay quienes piden que sean los literatos los que hagan la selección y hay quienes dependen de los principios moralistas de los reverendos.  Por otro lado, están los que usan la edad, las etapas generacionales, y las metas educativas para determinar si un libro se estudia en la escuela o no y cuándo puede leerse. Entre esas etapas está la adolescencia.

Una pregunta que ha sido obviada es quién es ese adolescente y por qué lo vemos tan distinto al resto de la población: no es un niño para que se le asignen cuentos de hadas, y según algunos, no es un adulto para que sea expuesto a lenguaje sexual, soez, violento.  ¿Y por qué esta polémica no se dio en épocas anteriores cuando sus equivalentes leían novelas, poemas, cuentos cuyos temas estaban marcados por la sexualidad y por lenguaje de dudosa reputación?   

Hoy, muy pocos puertorriqueños le espetan un “conchú” a sus hijos, ni les sorprende que las niñas quieran ser profesionales o se refieren a los adolescentes como mozos. Durante una visita a una oficina del gobierno en Puerto Rico, una señora bastante mayorcita le dejó saber a la joven madre de una niña de unos cinco años, saltarina de losetas en espera de salir de aquel árido y claustrofóbico espacio, que su nena sabía mucho. La joven madre sonrió ante el comentario, y la nena siguió jugando. 

No deja de sorprender la relación casi causal entre las generaciones y el manejo de las creencias sobre cómo criar o deben comportarse los niños, los adolescentes. Cada generación formula sus ideas en cuanto a la crianza, las expectativas en torno al comportamiento, y el lenguaje que se usa para referirse a sus hijos. Estas ideas pueden surgir de fuentes inesperadas: el comercio, las nuevas tecnologías, los primos que migran para el norte o los programas de televisión, como el que, a finales de los años cincuenta en la isla de los encantos, reflejaba el cambio que se estaba germinando en torno a la crianza y lenguaje usado para referirse a los adolescentes: El Club de los Teenagers.

Hasta los años cincuenta, en muchos sectores de la sociedad latinoamericana no sorprendía ni chocaba que un mozo de diecisiete años se “juntara” o casara con una “mujercita hecha y derecha” de dieciséis, porque las ideas de aquella época no los conceptualizaban como niños grandes. Eran adultos en ciernes. Y al ser adultos en ciernes las expectativas eran distintas; se los permitía leer literatura de adultos y se los ayudaba a entenderla para que cuando estuviesen que valerse por sí mismos, la vida nos los "cogiese de sorpresa”. 

Phillipe Aries (Centuries of Childhood) explora los cambios e ideas sobre la crianza de los niños y jóvenes europeos, incluyendo a esa etapa. conocida entre muchos sectores del mundo hispánico como la de los mozos, y muestra cómo esas ideas cambiaron; fueron reemplazadas por una “construcción”, un corpus intelectual, existencial distinto que la define como la adolescencia; y con ese cambio se los convirtió en miembros de una categoría generacional aparte, con expectativas basadas en dicha concepción, transformando lo qué y cómo debe ser el desarrollo y educación de esas crías. Se -o los- convirtieron en nenes grandes, o si no, en personajes amorfos entre dos etapas muy definidas: entre niñez y adultos; con sus propias ropas, música, clubes, gustos, narrativas, libros.


(del libro inédito, circulando por la red: SABER DE LETRA [TEORÍAS, MÉTODOS, EVIDENCIAS] 2017)

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