- Casa de modas Madame LaFleur. Madame Carmen LaFleur. No, no soy madama de centro
espiritista, soy francesa y los franceses llamamos madame a las señoras. Sí, sí.
Yo sé que aquí le llaman madamas a las que trabajan el espiritismo. No, no. Yo no
soy de aquí, soy francesa. Tengo un taller de modas, modas francesas. No tejo, ni calo. Sólo trabajo con alta costura. No hay de qué; no se preocupe, a
la orden. Y que buscando espiritistas por teléfono. En verdad que en este país
se ven cosas....
El nombre de pila de Madame LaFleur era Carmen González,
o Lucy Pérez, o Deysi. No importa cómo se llamaba. Cambió su nombre cuando a
mediados de los años cuarenta se mudó al distrito de Santurce en San Juan. Como
muchos otros itinerantes amorfos que andan por el mundo, en la loza (apodo con
el cual se le conocía a la muy provinciana ciudad capital) adquirió una nueva
identidad; borró por completo la que le había definido en aquel pueblo que
miraba siempre hacia el Caribe: de jabá a blanca; de costurera a modista; de
criolla a francesa.
Un secreto a voces entre muchas de sus clientas:
todas sabían que no era francesa, y que procedía de unos de los pueblos del sur
de la isla; aquellos donde el blanqueamiento del país por parte de los
colonizadores, con la Real Cédula de Gracias, había calado tan profundamente,
que en cuestión de una o dos generaciones, los miembros de una familia pasaban
de ser negros a mulatos, a blancos; y esa búsqueda de la blancura llevó a
Madame a estudiar francés, cambiar sus modales, vivir en su propio sueño. Otro
Segismundo en el Caribe, en un caserón de la santurcina Calle Loíza.
Wednesday, September 18, 2013
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