La profesora de español estandarizado, galardonada con cintas y medallas, premio nacional de no se sabe por qué, corregía todo menos los recovecos de las chinas porque para ella solo había un tipo de china y ni la conocía como china, y por ende corregía, mas no investigaba las razones que llevaban al estudiante medio chino achinado criollo. El achinado medio chino escribía sobre el rococó de las chinas, y la profesora nada china, al tener escribir largos ensayos sobre el barroco guatemalteco, tejer a lo china poblana, que son otras chinas que nos con chinas chinas, con sesenta estudiantes todas las semanas, no podía ponerse a averiguar sobre los motivos afectivos y los esquemas psico-históricos-culturales que llevaban a su estudiante achinado medio chino a escribir sobre las chinas; las que dicho estudiante achinado tanto amaba, pues eran parte de su trasfondo chino. Al menos, la galardonada profesora se tomaba el tiempo, el poco que tenia, para poner circulitos rojos, no anaranjados, sobre cada uso de la china.
Y allá el medio chino achinado, a que averiguara por su cuenta - si entendía las reglas, las excepciones a las reglas y su propia forma de pensar a lo Ferreiro, Teberosky, Contreras, Freire, Irigoyen, Torres, Iglesias y un montón mas de eruditos – el porqué escribía cómo escribía sobre los distintos tipos de chinas, las que se chupan unas a otras, las que él chupa y las que no chupan.
Que ni el médico
chino resuelve este problema didáctico: con sesenta estudiantes a la semana y
tanto artículo que escribir, congresos y medallas, a quién le da tiempo para
averiguar sobre las historias de los chinos no chinos en Puerto Rico y los múltiples
usos de la china.
(El físico Philip
Morrison dictó una conferencia en el antiguo CCNY Workshop Center sobre los símbolos
y el aprendizaje, y una de las ideas discutidas sostenía que el énfasis en la
letra separaba a los estudiantes de la “experiencia” misma. El ensayo fue
publicado, no lo encuentro. Eso fue antes de que me prohibieran seguir usando
el Centro y como no sé donde están los archivos de Lillian Weber, y mi muy herido ego – con mi perenne lamento
borincano - no me deja ni preguntar, pues ya ustedes ven (leen), no puedo
incluir la cita. Fue esa cita y los trabajaos de los que investigan los
procesos del aprendizaje de la lecto-escritura los que me llevaron a escribir el
texto anterior, una caja china)
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