Saturday, September 21, 2013

Teorías de la bloguería y las profesoras de "castellano"


1. “A pesar de recurrir preventivamente al otorrino cuando voy a volar frecuentemente y de preocuparme excesivamente porque mis oídos capten con nitidez los sonidos, descubro en gran parte del cine latinoamericano que solo capto fragmentos de lo que dicen los personajes, trato de intuir el significado, necesitaría subtítulos en castellano para entender plenamente lo que sale de sus bocas. Me entero cuando las secuencias se desarrollan en interiores, pero si las conversaciones van acompañadas de los ruidos de la calle estoy perdido, solo pillo la mitad por mucho que me esfuerce. Evidentemente, el problema no es de las películas, sino mío.” (Carlos Boyero, “Neorrealismo venezolano y masturbaciones mentales”. El País, 22 de septiembre de 2013)

2. Que el idioma es fascista, y que dijo Roland Barthes. ¿Es el idioma o los que lo regulan y controlan? En una carta, cuya fuente no encuentro, se quejaba Elizabeth Bishop de que los editores le corregían tanto sus textos, que lo que estaban haciendo, era formando lectores idiotas que no podían pensar frente a la escritura.


3. La reseña anteriormente citada y la queja de Bishop evocan dos experiencias que tuve con dos profesoras de CCNY, a quienes les envié borradores – sí, borradores - de dos propuestas curriculares, una en inglés y la otra en español.

La que estaba escrita en inglés fue devuelta, por una profesora que hablaba inglés como segundo idioma, re-escrita en un inglés de colegiala en escuela secundaria: sujeto y predicado, y nada de clausulas en oraciones compuestas. La segunda, escrita en español, fue devuelta por una profesora hablante de español como lengua extranjera, corregida de acuerdo a su manejo tan estandarizado del idioma, que parecía de ningún sitio. Ninguna de las dos propuestas fue devuelta con ideas sobre los currículos allí propuestos. Borradores al fin, era muy obvio que necesitaban corregirse. Que ellas se atreviesen corregir sin explicar las razones de su atrevimiento y criterios, no debe sorprender, pues los estudios que recogen e informan sobre las prácticas de los maestros de idiomas continúan demostrando que estos docentes andan más preocupados por la forma, que por los contenidos.    


3. Escribir en el mundo sideral de cibernia permite regresar a los textos, corregir, decidir, guardar, compartir,  documentar quién sugiere qué, cuándo; permite presentar a todos los participantes en un proceso (lecto-ecritura), que por su propia naturaleza, es colectivo. Siempre lo fue, y aunque algunos escritores y lectores quisieran creer que es individual, sigue siendo colectivo.

4. Hoy regresé dos años mas tarde y corregí signos de puntuación, estructura narrativa, léxico y sintaxis, y cambié detalles en uno de los primeros relatos que escribí para este blog: La Isadora de Quito. Algunos de esos cambios fueron señalados por lectores, pero la decisión de cómo iba a lucir la nueva versión del texto fue mía, y nadie más. Para que el escritor aprenda y se desarrolle como “auteur” solo él/ella debe corregir. Los otros, señalan.

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