Crónica de una muerte anunciada: la de un gay con ínfulas de hombre serio y derecho, cuya muerte no es física como la de Santiago Nasar en la novela escrita por García Márquez. Esta otra muerte es espiritual y moral.
Si la follada de Nasar lo llevó hasta su muerte, al gay lo matan lentamente las mentiras, deshonestidades, presunciones de ser hombre burgués (algo difícil de alardear y creer si eres hijo de clases obreras arribistas, una mulata y un hombre blanco en el Puerto Rico racista y clasista); el uso de una mujer guapa, pero con recursos limitados (con quien no tiene relaciones íntimas, un teatro que nadie cree), escudo para presentarse como bisexual (a veces) cuando quiere conquistar machos en los arrabales de San Juan o de hetero (otras veces) cuando trata de conquistar gay ricos, a quien usa para entrar en el mundo de los adinerados (trata), o cuando para satisfacer su morbo se mete descaradamente en las relaciones de los demás.
Si a Nasar lo mataron los hermanos Vicario, al gay mulato lo mata su falta de principios, de identidad clara.
Wednesday, August 15, 2018
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