Wednesday, August 29, 2018

NO TE QUIERO CON ESE PUERTORRIQUEÑO

Que ciertas frases las diga una persona con dinero, perteneciente a cierta clase poderosa, no las hace aceptables o justas, pero, dentro del modelo social tan estratificado y guiado por el acumular dinero, se entiende. Que las diga una persona que por su propia historia ha sido parte de grupos despreciados o perseguidos o asesinados levanta sospechas sobre dicha persona. Un "no te quiero con puertorriqueños" dicho por una colombiana sin documentos, dependiente en un colmado en Queens, a su hija sirve para preguntar: por qué una persona como ella o el Stephen Miller, asistente de Trump (desenmascarado por su tío), y su odio hacia los latinos o la boricua del South Bronx en City College -cuyo empleo resultó de las luchas por los derechos civiles- que se burlaba y despreciaba a otro puertorriqueño porque era gay, sonreía como buen boricua y hablaba inglés "with a thick accent" o la vecina progresista que respingó y lució desilusionada cuando se enteró que el nuevo vecino era árabe aunque, "he sounds and looks so American". Deber ser eso, la ilusión de ser and "look American". Sobre ese asunto los puertorriqueños saben mucho, y algunos, entre ellos, por diversas formas de clasificar al mundo, no quieren juntarse unos con otros, a menos que sean parte de sus muy concéntricos círculos. 

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