Me lo dijo, que lo sabia, que no podia negarlo, que lo sentía, que lo que corría por dentro como si fuese un chorro de aire, el oxigeno que se iba por todo el cuerpo, cargaba consigo los nutrientes o tóxicos en las células, las neuronas, la piel, los órganos, la historia registrada en todo su cuerpo, convertida en deseos: sexuales, venganza, apetitos, antojos. No todo el tiempo le era posible dejar que esa fuerza energética fluyera y que se integrara a todo el cuerpo disminuyendo su fuerza o que se diluyera. A veces, la fuerza lo llevaba a buscar pareja o masturbarse o comer intensamente o trabajar sin cesar o tramar como satisfacer sus antiguos rencores o morirse o explotar o hacer yoga o meditar profundamente o simplemente le daba un beso a la foto suya, de cuando hizo la primera comunión.
Friday, August 10, 2018
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