Tuesday, September 11, 2018
ARQUETIPOS BORICUAS: CAFRETONAS Y FARFULLEROS
Se creen chic, tienen casas de playa (aunque no cogen sol) o de campo, o dicen que tienen, son trigueñas con el pelo planchado y teñido, la piel blanqueada, hablan medio nasales-chillonas, malas copias de cierto tipo de mujer burguesa en San Juan, son agresivas y confunden el ser asertivas con el ser directas sin distinción de personas o entornos, retratan los platos en lo restaurantes, hablan dos idiomas a medias: bilingūes limitadas por la falta de contenido académico, se gradúan de colegios privados chipichapes y no distinguen entre un impresionismo y un expresionismo. Son el arquetipo de cierta mujer puertorriqueña, a quienes antes de los setentas no las hubiesen dejado salir del arrabal, y que hoy -desde que construyeron los cajones de concretos individuales para clases obreras en subida- se mueven por las islas de los encantos como peces en el agua. Muy distintas a las jíbaras con las que me crié: serias, respetuosas, pobres, hurañas sí, muy hurañas, pero con clase. Las Maripili en Puerto Rico representan lo peor de los logros de la colonia capitalista; la colonia que no se fija en cómo evoluciona la gente, que produce ese arquetipo: la cafretona con dinero. En otro capítulo se elaborará una semblanza de su versión masculina: los farfulleros abrillantados tipo ex alcalde de San Juan
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