Tuesday, September 4, 2018

HOW TO SOUND NATIVE AND NOT GET MOUTH CANCER

“Touch the palate with the tip of the tongue” no era un ejercicio agradable en la “jai” de Guayama. Misis Shuab era como la llamábamos -a sus espaldas, pues éramos jóvenes respetuosos y ninguno quería que la muy conocida y reconocida señora en el pueblo y por el pueblo, quien había sido maestra por unas dos o tres generaciones, hablase con los padres. No en el Guayama de los años cincuenta. Los maestros del pueblo eran figuras que representaban cierta forma de hablar y de ser en ese otro Puerto Rico. 

La Señora Ortiz, frente al director de la escuela o a otras maestras igual de provincianas y respetables que viajaban todos los veranos con los tours de las asocianiones de maestros, era como nos teníamos que referir a ella. Si salía un “misis” desprevenido, el director o maestro, nos obligaba a decir la Señora Ortiz, y a seguir con lo que se iba a decir sobre los requisitos, la muy seria y vetusta maestra; el Guayama que todavía hablaba de los Palés, la biblioteca de los Cautiño, la peregrinación al puente de Guamaní y la toma del mismo por los estadounidenses durante la guerra hispanoamericana. Misis Shcuab era parte y contraparte de aquel Guayama; y su apodo, una forma de critica a la historia. 

No podíamos, ni queríamos -inconscientemente- “sound native”. Todo aquello de aprender inglés estaba muy lejos de nosotros, y hasta nos burlábamos del mismo -defensa, quizás- pero “sound native” era parecer un payaso, prestarse a que se mofaran de uno, y, peor todavía, dar la impresión que uno era como los “blanquitos” que iban al colegio privado y estudiaban con curas y monjas americanos. Entre el cáncer que causaba el estar frotando el paladar con la punta de la lengua por una hora, unas cuantas veces a la semana, y tratar de ser quién uno no es en ese momento histórico puede dar cáncer. 

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