“Mi lectura de Palés (1898-1959) fue en contra de la corriente en Puerto Rico, donde se presumía que Palés, por ser blanco, o celebraba o se burlaba de una negritud exótica." (Julio Marzán. 80grados.net)
Mi Guayama, la misma de Luis Palés Matos, vestida con un "cañaveral de sandalia al pie" por don Vicente Palés Anés, padre del poeta de los "tuntún de pasa y grifería"; rodeada de barrios con nombres como Rincansina, Cimarrona, por donde caminó Tembandumba, cubierta su historia con concreto, contaminadas sus calles con residuos de productos químicos. En ese Guayama palesiano él autor no era considerado blanco. Era un jabao. Por causa de ser clasificado bajo una de las categorías raciales formuladas por las teórícos de castas, los pseudo científicos del s.19, su estatus como jabao no lo permitía socializar, mucho menos enamorar a una joven burguesa, miembro de las familias aristocráticas, dueños de los cañaverales, de la Central Guamaní, de la vaquerías y antiguos comercios, en el pueblo: los blanquitos. Un jabao tendría la piel blanca, más en el aquel Guayama no era considerado blanco, mucho menos blanquito. Aquellas rígidas taxonomía decimonónicas siguieron rigiendo en Guayama hasta bien entrados los años cincuenta, para ser derrumbadas con la llegada de ls nuevas industrias y transformación de las clases económico-sociales. Cuentan los viejos del pueblo, que porque el poeta no podía tener relaciones con una joven perteneciente a las antiguas familias "blanquitas", las cartas de amor que éste le escribió siguen guardadas por miembros de la vetusta familia y nunca han sido estudiadas, mucho menos, publicadas.
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