Friday, September 21, 2018

BOLERO #3: SENSACIONES

Lo acompaña Lucy Fabery: "Tu vida ya me pertenece a mí, porque en mis sueños te concebí". Calla, mira a su alrededor, el invierno del norte lo obliga a abrigarse, sigue con la Fabery en el fondo: "Eres sensacional...". Siente con mucha pasión el estar enamorado de las sensaciones que los boleros provocan . 
"Grita: 'Mentiroso, mentiroso'. Camina hasta la salida, las manos le tiemblan, las alza hasta el tope de la puerta de la habitación en el hospital en Montevideo, rasga la madera, cae de rodillas, grita de nuevo: '¡Mentiroso, mentiroso!'. Llora. El llanto en descenso, emite un murmullo, repetido una y otra vez: 'Mentiroso, mentiroso, mentiroso'." 
Lucy Fabery no miente; tampoco calla. Reafirma lo que el bolero dice, que todo fue un "sueño que mi mente creó". 
"Llora desconsoladamente y dice con voz desesperada, casi silabea, llena de resignación: 'Mentiras, mentiras, mentiras. Me entregué en cuerpo y alma. Confié en mis deseos y tus boleros'." 
Para de leer el guión, abre la tableta para chequear sus correos electrónicos, salta a enlaces, regresa a los correos y contesta el mensaje que le sirve de catarsis, aliento, ahogo, razón para explicar a alguien más por qué no puede estar sin sus equipos electrónicos, sus boleros, y el "amor que me brota del alma al cantarte a ti, a ti": Lucy Fabery lo sigue acompañando, al guión, a ella, a ellos. 
Un solo mensaje electrónico fue suficiente golpe para abrir la respiración, controlada durante la sofocante espera. Con el enlace que lo lleva a las fotos, los recuerdos, sensaciones, el estado de ánimo se mueve del espacio que ocupan los boleros, el guión, la ansiedad, a los planos donde se es guiado por la razón. 
- ¿Qué quieres?
- ¿Por qué me hablas así?
- ¿Qué tú crees?
- ¿Cuándo comenzaste a usar el tú? 
- ¡Qué importa!
- Importa sí. ¿Dónde estás? 

"La luz de la calurosa tarde del febrero austral alumbra la habitación color blanco estéril; delata con las sombras el impresionante y cargado mundo de tubos y equipos que maquillan con sus brillos y líquidos la pálida cara de la que pasó su vida detrás de una telenovela, novelita romántica copiada de una revista de modas y quinceañeros. Los recuerdos se confunden con los sueros de todo tipo que la unen a otras fórmulas, otros recuerdos nebulosos, el Porsche, destruido, sin memoria clara de la noche de anoche." 
La Fabery continúa por todo el apartamento en Nueva York, la red, en Youtube.com, en las colecciones del gobierno digitalizadas, en la tocadiscos de 33rpm, en otros capítulos de la novela bolero: "Eres sensacional, porque en mis sueños te concebí". 
-¿Bailamos? 
-Ahora no.

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