Friday, October 12, 2018

ADIOS, MAMI

No me caía bien; me dio pena. “Adios mami”, fue lo que gritaron. Sí y me dio pena. Empatía, miedo, más que todo, con alguien que una media hora antes me trató con frialdad en el bar Atlantic. Yo lo había conocido en una comida y lo fui a saludar. Ese tipo de hombre gay que contesta “Ah, hola” cuando te los presentan, sin inmutarse, dan la vuelta, sonríen y siguen hablando con otros, puede llevar a uno a estar molesto por sentir vergüenza ajena, escalofríos al oír el gritito agudo, imitando a una voz partida: “Adios mami”. De lejos me vio mirando hacia su carro, tieso, después de oír la burla dirigida hacia él: “Adios mami”


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