Thursday, October 25, 2018

BOLERO #28: BESOS

“Besos, muchos besos, llanto tanto llanto”: Cantaba Elvira Ríos. 

Que recordara aquella noche en un puerto donde nunca fuimos, susurrabas, mentías. 

Fue una noche maravillosa, te me acercaste, y sin esperarlo “tú me besaste// y en el hechizo, de tu sonrisa/ había ternura/ y en esa entrega, de tus caricias, tibia dulzura”; un beso que no pediste, robaste; respirabas lentamente mientras balbuceabas el deseo, cerca muy cerca, bajito, bien bajito, al oído. 

El beso robado, el primero de muchos, no fue disfrutado en un puerto marroquí, fue en un cine donde, a media luz, veíamos a la Sara Montiel en una puesta en escena que recreaba un club en Casablanca y ella, la Montiel, calcaba los gestos y movimientos de la Marilyn Monroe; cantaba el bolero "Acércate Más", como parte de una historia de intrigas, amor y engaños, en la cual la Montiel pedía al galán tellediano de ojos color almendras y engomado pelo negro, que se acercara “más y más, pero mucho más”, que la besara "así, así". 

Sí, así fue cómo todo ocurrió, en un cine de Montevideo. No -rectifico-, “a veces me pregunto qué, cómo, cuándo y dónde”; quizás no fue en el Atlántico Sur; quizás, yo pretendía; quizás, desesperaba; “quizás, quizás, quizás” deseaba besarte en un teatro barato del Barrio Latino de Manhattan o quizás “como en un sueño”; quizás todo ocurrió desde la pantalla personal, frente al teclado de la tableta electrónica. 

Te besé. Me acerqué; entregué. No recuerdo cómo termina la película. Solo sé que no fue  en la Casablanca de Sara Montiel. De testigo estaba Frank Domínguez, enredando a los amantes, el autor en su trama, en su bolero, pidiendo el mismo beso "que te pido yo". 

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