Sunday, October 7, 2018

APALABRANDO EL JARRO DE LA MEMORIA

“A mi abuela se le llenó la memoria, por eso se le olvida todo. Dijo el chico de cinco años para explicarme la situación. Vaya referencia a la que echó mano. Sorprende la manera en que algunos niños apalabran lo que ven y experimentan. Como si apalabrando —tarea triquiñosa— entendieran lo experimentado para luego explicarlo al otro.” (Josué Montijo: “Olvidos”, El Nuevo Día. 07/10/2018)

Apalabrando suena a enredar palabras, a decir un disparate o decir nada a lo Cantinflas diciendo mucho. Eso no es lo que hizo el chico de cinco años al que se refiere Montijo. Para nada, ese niño está muy centrado en lo que los bio-psicólogos evolucionistas como Jean Piaget (basados en las ideas kantianas sobre la percepcion y conceptualización de la realidad) llaman: ”etapa lógico-matemática’; lo que los lingüistas que estudian la adquisición, evolución y conocimientos sobre los idiomas encajarían dentro del estadio en el que se encuentra el hablante que requiere mentalmente, simbolizar, “contextualizar el significante”. Algo así, parecido a lo que dijo la niña caribeña en Washington Heights, NY, cuando oyó a la maestra española decir “azúcar”: “La maestra no sabe decir asúcar”.

“El conocimiento lógico-matemático es el que no existe por si mismo en la realidad (en los objetos). La fuente de este razonamiento está en el sujeto y éste la construye por abstracción reflexiva. De hecho se deriva de la coordinación de las acciones que realiza el sujeto con los objetos [y situaciones]. El conocimiento lógico-matemático ‘surge de una abstracción reflexiva’, ya que este conocimiento no es observable y es el niño quien lo construye en su mente a través de las relaciones”* con los fenómenos externos, internos, objetos, experiencias en su entorno. 

Niños que se enfadan con el padre ingenuo que después de leer un cuento sobre un oso vanidoso -El Oso Hermoso- los llama “hermosos” y ellos responden sorprendidos” “Yo no soy como ese oso” o mi anécdota favorita: la niña del campo argentino, quien para poder entender la nueva pronunciación de la /ll/ que la maestra enseñaba en la clase, distinguía entre la “gashina” viva en la finca y la “gallina” de la lámina que la maestra usaba para enseñar a hablar con “propiedad y dicción correcta”. 

La memoria de la abuela con alzheimer es un sitio como lo es la fuente de agua llana, que aunque tiene la misma cantidad que el jarro, para el sujeto que Piaget cita todo el tiempo y estudió por mucho tiempo, hay más agua en el jarro. Se llenó; se nos va llenando) el jarro de la memoria. 

*Sandy Santamaría: “Teorías de Piaget”. Monografias.com

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