Saturday, July 21, 2012

A la recherche du tricks perdu

El pene, rojo de tanta fricción, con la erección en espera de completar su misión, apuntaba el camino. No le hice caso, lo guardé y me llegué hasta la mesa, el mantel, a terminar de sacar las manchas dejadas por el vino tinto, muy buen año.

Cada cama es una escuela; cada amante, un maestro.

Me quite los manchados calzoncillos. Busqué ropa limpia. Me cambié. El pene seguía medio erecto. Se me salió por los lados de los malgastados jockeys. Lo acomodé con mucho cuidado. Me puse unos pantalones largos. Un vaso de agua. Me cambié de camisa. Peinarme con cepillo. Me quité la camisa. Peinar de nuevo. Encendí unos de los ilegales. Música de jazz latino acompaña muy bien la reflexión sobre lo aprendido en la cama.

Hacer de activo requiere firmeza y dirección clara. Deseaba música lenta y de amor, me dije a mí mismo. Siempre, Gato Barbieri. Un agosto caluroso, la ciudad, llena de turistas y negocios cerrados, recuerda romance en plenilunio. El timbre del teléfono.

- Hola, ¿qué haces?

- Soñando bajo los efectos de un pitillo.

- ¿En qué o quién?

- En él. ¿Qué quieres que haga?

- ¿En cuál?

- El de Mikonos. El de anoche fue una lección para aprender a acostumbrarme

- Si no tienes más nada que hacer…..

- Ese tipo me dejo mal y bien.

- Mikonos se quedará grabado y Manhattan no lo rellena.

- C’est la vie

- Dos años más tarde sigo "a la recherche du tricks perdu".

- Sigues con el monotema. Bloomingdales está ofreciendo una venta especial de zapatos.

- Vamos.






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