Friday, July 13, 2012

Marianela Revierte *


- Un buen movimiento de nalgas embelesa al más piadoso. A mí, bueno, me calienta hasta el alma: sudo, me babeo, tiemblo y deseo. Reacciones nada apropiadas frente a una maestra, sensual, cadenciosa, trigueña de ojazos negros, picaros, fascinadores, ámame mucho que así amo yo, sentado en un pupitre de dimensiones más pequeñas que las que cuerpo grueso puede aguantar. Se creen que todos los estudiantes somos flacos y chiquitos. Estos asientos son para japoneses. ¡Qué calentón!

- La lectura nos debe llevar a nuestras propias inquietudes, deseos, represiones.

- Sus caderas, nalgas, ondas del pelo, cuello, cara, piernas, brazos y delicada mano acompañan los movimientos de la escritura en rápido desenlace y revelación de oraciones, frases, palabras, letras redondas, curvilíneas, ovaladas, rectas, en una pizarra medio destartalada, hasta llevar a los estudiantes en plena explosión hormonal a perder su cordura y fracasar en la lectura: adivinan, predicen equivocadamente.

- Lee en voz alta.  Atiendan.

- ¿Por qué se pondrá esas faldas de ligero algodón, fácil en su relación con la brisa? !Ay, ay!, que el viento no le de frente. Ni que le dé con acercase a mi pupitre. Esos risos sobre mi cara, esos labios sobre los míos, ese tono hablándome en palabras llanas, agudas, esdrújulas, sobre-esdrújulas, eufemismos, metáforas, onomatopeyas.

- Por favor atiende. Deja de estar hablando con el vecino. Marianela, nombre común en el siglo diecinueve. El buscar fragmentos textuales que sostengan sus argumentos es tarea fácil, defenderlos requiere mucho más que hablar bien bonito. Marianela provee suficiente material para identificar cada una de las palabras y recursos estilísticos asignados. Marianela. El autor, Benito Pérez Galdós, logra un efecto conmovedor, sensual, sobre el lector a través de una trama triste, romántica, anti climática.

- Bendito Benito. Por su culpa tengo que estar aquí esta hora completita y con esa mamasota de frente. ¡OK! No te gustan las muchachas, ¡pero esa mamasota!, ¡uau!. Suerte que es el último periodo y pa’ casa como alma que lleva el diablo. Me pone mal con esa ondas volando cada vez que se voltea, como se mueve y acompaña sus ritmos de puertorra bien sembrá’. !Ay, Dios!, dame paz, que no aguanto.

- Pérez Galdós logra realizar un profundo escrutinio en el corazón de sus personajes.

- Qué difícil es leer sin uno delatarse, adelantarse. Imposible. Por ahí viene. ¿Qué hago ahora? Me tapo con la libreta. Que no se agache más, que se quede tiesa o yo exploto. ¡Qué me importa lo que digan de ella! Me ahogo en mí mismo. Pa’l carajo, no aguanto. ¡Coño! Y que desperdiciar esas curvas con otra mami. No aguanto, no aguanto. Ahí. Implosión biológica. Se me jodió el pantalón. ¿Y qué digo en casa? Maldita sea Marianela. ¿Y tú, qué  miras?


*Tomado de la (mi) colección de relatos: Crónicas de Revertidos y Travestidos.



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