La señora de unos cuarenta o cincuenta años preguntó si era “la prieta” a quien se referían en la conversación sobre el objeto del deseo de uno de los allí presentes. Usaba la "raza" para preguntar si la deseada era la guapa, esbelta, y elegante joven que atendía el bar y tienda de cigarros en los alrededores de La Placita de Mercado de Santurce. La pregunta reducía la joven a un color, a no tener personalidad propia, encajada en una palabra cargada de historia, reflejos de ignorancia y manipuleos sociales. Quien hacía la pregunta, una mujer con una fuerte ascendencia africana que por tener ciertas características físicas es clasificada en Puerto Rico como “indiecita”. A la “indiecita”, sin muncha educación formal o conocimientos de cultura básica, no la prepararon para entender los matices y los motivos históricos, políticos y económicos del lenguaje racial en Puerto Rico; y, a la vez, le hicieron creer que ella era “distinta” (casi blanca), con nada que ver con “los prietos”.
Monday, March 11, 2019
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