Sí aquí la memoria no pierdo, cuando salí, no de Collores, de Jájome o de la escuela Cautiño en Guayama, cargué conmigo los relatos incluidos en ese libro que todavía recuerdo: Leyendas Puertorriqueñas, por Cayetano Coll i Toste.
Lectura obligada en las escuelas públicas de Puerto Rico sacaba a los estudiantes -de entre nueve y diez años- de los símbolos y cuentos en los que la literatura juvenil europea o estadounidense los encajaba. "Guanina y Sotomayor", “La palma del Cacique", los amantes en “La Garita del Diablo", “La muerte de Salcedo", “Yuisa" y sus perros frente a los españoles, “Cofresí" hablaban de vidas y eventos más cercanos a nuestro entorno e historia, sin perder la magia que tanto gusta a los lectores pubertos, los de "la edad del pavo".
Sí fué en la Cautiño con la Señora Zavaleta -¿o fue una de las hermanas Catalineau en la Intermedia, con rigurosidad, dicción impecable, sintaxis perfecta y preguntas socrática?-, quien nos llevó a conocer nuestra historia a través de la ficción.
Dicen que los libros ayudan a darle forma a la personalidad. Que somos productos de lo que leemos. Hay quienes van más allá y sostienen que una vez una persona es alfabetizada su cerebro es transformado. No queda duda que los textos, o afianzan lo conocido o lo cuestionan o comienzan un nuevo camino conceptual, narrativo, afectivo. Para nuestra generación, educada en las escuelas púbilcas de Puerto Rico, no fueron los viajes pseudomísticos de Harry Potter ni las novelistas románticas de Nueva Inglaterra las que ayudaron a darle forma, a reafirmar el cómo nos vemos y somos. Fueron, en gran medida, las leyendas recogidas y editadas por don Cayetano Coll i Toste.
Otras fuerzas más poderosas trataron/tratan de imponer la historia y cultura de los EEUU, contrarrestar el logro de los educadores puertorriqueños: poner las expresiones, relatos del pueblo en el centro de su educación. Combatientes ayer y hoy, las leyendas recogidas por don Cayetano Coll i Toste sirvieron/sirven para no perder de vista la historia y letras puertorriqueñas y el pueblo al que ellas pertencen.
Otras fuerzas más poderosas trataron/tratan de imponer la historia y cultura de los EEUU, contrarrestar el logro de los educadores puertorriqueños: poner las expresiones, relatos del pueblo en el centro de su educación. Combatientes ayer y hoy, las leyendas recogidas por don Cayetano Coll i Toste sirvieron/sirven para no perder de vista la historia y letras puertorriqueñas y el pueblo al que ellas pertencen.
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