Hay quienes por vergüenza o por orgullo callan ante el alcholismo y la violencia: la doméstica, en la familia o entre parejas o entre amigos; y si uno habla sobre el problema, lo quieren callar. El alcoholismo está estrechamente ligado a la violencia, y los que pagan el peor precio son los niños. Es como un carimbo que te marca para toda la vida; afecta cómo te relacionas con los demás, qué buscas en tus relaciones. Para los que somos víctimas o hemos sido víctimas del alcoholismo y la violencia, hablar o escribir sobre esa enfermedad es parte de la terapia, aunque sea escritura que levanta ronchas, abre venas. Escribir o hablar sobre la violencia sicológica o física sirven para aliviar lo que nunca se olvida, aunque lo reprimas.
Thursday, September 1, 2016
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