1. Un sobrino graduado con altos honores de colegio privado, grado universitario, estudios avanzados en escuela graduada, profesional, soberanista casi independentista, me pregunta que si yo sabía por qué Puerto Rico siguió hablando español mientras otras colonias de los EEUU adoptaron el idioma inglés como vernáculo.
Tan claro sobre el asunto como cuando canta un gallo, comencé mi cátedra con lo que nos decía el Señor Ledee, maestro de historia en la Escuela Superior de Guayama, (parafraseo) “cuando todavía no nabían tocado la piedra de Plymouth, Puerto Rico tenía una ciudad llamada San Juan” -algo parecido oí a Herman Badillo decir en Nueva York-; continué con lo que aparece en cualquier libro de historia de Puerto Rico: la antigua colonia española tenía instituciones de educación superior antes de haber una Nueva Inglaterra; que si el hispanismo incuestionable entre los miembros de la burguesía criolla del s.19 y la visión que tenían del coloso del norte -entre lo salvaje y lo civilizado -un tema que era abordado por otros autores latinoamericanos-, que si Hostos fundó escuelas de pedagogía; que si los perfiles de los gringos y la discusión en la isla de todo lo concerniente a la colonización, la burla de ambos: la imposicion del idioma inglés y las caricaturas que hacemos del idioma en sí.
2. El deterioro en el uso del español entre los puertorriqueños -evidencia tomada entre estudiantes universitarios y de otros medios- es motivo de crítica constante y contundente, publicada en los diarios y revistas especializadas de las islas. Esta crítica parte de una visión bastante estandarizada del lenguaje, y considera a los anglicismos y calcos lingüísticos síntomático de ese deterioro.
3. La escuela pública es blanco de ataques -fracaso estatal, institucional- y la enseñanza de inglés es presa fácil de esa crítica. Los estudiantes en su gran mayoría tienen un dominio de dicho idioma que no converge con los años dedicados a su estudio.
4. Los colegios privados son el refugio de las clases medias, y en ellos los estudiantes aprenden un inglés escolarizado que permite una comunicación fluyente y comprensible con algùn tipo de angloparlante. Sus graduados conforman la masa profesional de PR, mayoría de universitarios, quienes también controlan los puestos en la industria, comercio, banca y gobierno, particularmente en las altas esferas del poder político en la isla.
Rigen sobre los estilos y códigos que deciden cómo se habla -y quién- en la isla. Es este grupo la verdadera causa del deterioro en la comunicación en Puerto Rico -de haberla-; no tanto por asuntos formales de la lengua o de estilos narrativos -como quieren espetarnos los críticos hispanistas-; por ser los responsables de la tergiversación de lo que se discute entre los puertorriqueños sobre su historia, la escuela pública, la función de los colegios privados en la desvalorización del idioma español, la censura sutil de lo que éste representa y recoge de la historia puertorriqueña, la relación colonizadora con el idioma inglés; la segregación del pueblo en clases y colores.
5. La escuela pública tiene problemas que resolver; las privadas, sin entrar en su prâcticas excluyentes, elitistas, o en el carácter pavloviano/sinneriano/conductista de sus métodos-; en cuanto al idioma español son un problema en sí. Las púbilcas han sido el bastión que ha defendido y protegido el idioma, con problemas que resolver que no incluyen la negación y supresión del español y su historia entre los puertorrriqueños.
5. La escuela pública tiene problemas que resolver; las privadas, sin entrar en su prâcticas excluyentes, elitistas, o en el carácter pavloviano/sinneriano/conductista de sus métodos-; en cuanto al idioma español son un problema en sí. Las púbilcas han sido el bastión que ha defendido y protegido el idioma, con problemas que resolver que no incluyen la negación y supresión del español y su historia entre los puertorrriqueños.
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