El tema de los medios de comunicación y la educación programada debe ser discutido con más claridad. Un repaso del desastre en el "sistema educativo" durante la pandemia revela que hay que entrenar mejor a los maestros en cómo integrar tecnologías y currículos; proveer a los padres y tutores recursos e información sobre las nuevas modalidades, que están ahí “pa’ mucho rato”. En Puerto Rico, la pelea ha sido sobre si Montessori o no en las escuelas. Están los educadores y el Estado un poco fuera de foco; "se les va la guagua".
Programa televisado dirigido a estudiantes de matemáticas por WIPR: copiaron en una cartel lo que dice un libro de texto sobre el tema y la maestra frente a la cámara leyó las definiciones de los conceptos y explicó fórmulas matemáticas, usando gráficas. Luego, leyó unos ejercicios y distintos problemas matemáticos y pidió a los teleestudiantes que los resolvieran en sus casas. Nunca se enteró de cómo lo hicieron, sus pupilos usaron sus “cerebros”.
Por un lado, la velocidad con la que presentó el material didáctico requería de mentes con unos conocimientos previos y una capacidad bien entrenada para poder procesar rápidamente aquel material. Por otro, con haberle pedido a los estudiantes que leyesen previamente, por su cuenta, lo que la maestra escribió y leyó en el cartel, usar imágenes o situaciones que sirvieran para explicar los conceptos y fórmulas, seguidas por ejercicios programados en forma de red, diversos y autoguiados, hubiese logrado una “enseñanza” más individualizada. La lteratura que discute la integración de la "educación programada" y los diversos medios tecnológicos está abarrotada con ejemplos de cómo hacerlo.
En el 1974, los estudiantes de Educación Bilingüe en CCNY ganaron el primer premio de una competencia sobre cómo integrar la tele en la educación formal; otorgado en las oficinas del canal de TV de la Junta de Ed. de la Ciudad de NY. Para enseñar fracciones, no dieron una clase frente a una cámara; celebraron una fiesta de cumpleaños con pedazos, fórmulas, y dos o tres bizcochos que cortaron después de resolver problemas domésticos ligados a las fracciones y sus usos.
Por un lado, la velocidad con la que presentó el material didáctico requería de mentes con unos conocimientos previos y una capacidad bien entrenada para poder procesar rápidamente aquel material. Por otro, con haberle pedido a los estudiantes que leyesen previamente, por su cuenta, lo que la maestra escribió y leyó en el cartel, usar imágenes o situaciones que sirvieran para explicar los conceptos y fórmulas, seguidas por ejercicios programados en forma de red, diversos y autoguiados, hubiese logrado una “enseñanza” más individualizada. La lteratura que discute la integración de la "educación programada" y los diversos medios tecnológicos está abarrotada con ejemplos de cómo hacerlo.
En el 1974, los estudiantes de Educación Bilingüe en CCNY ganaron el primer premio de una competencia sobre cómo integrar la tele en la educación formal; otorgado en las oficinas del canal de TV de la Junta de Ed. de la Ciudad de NY. Para enseñar fracciones, no dieron una clase frente a una cámara; celebraron una fiesta de cumpleaños con pedazos, fórmulas, y dos o tres bizcochos que cortaron después de resolver problemas domésticos ligados a las fracciones y sus usos.
La pantalla no es un reemplazo de la pizarra.
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