Tuesday, July 7, 2020

LA CASTA GÍBARA Y EL BLANQUEAMIENTO EN PUERTO RICO

Frente al heterogéneo escenario evolucionando con fuerza identitaria  en Puerto Rico, desde mediados del siglo XVIII, las instituciones y sus administradores en la antigua colonia española reafirmaron su poder clasificatorio, discriminando y jerarquizando a la población por medio de tipologías de castas, especialmente en aquellos centros de alto intercambio social, incentivando en ciertas zonas rurales políticas de mestizaje y asimilación selectiva, dentro de la lógica de blanqueamiento, al mismo tiempo que se defendieron sistemas de diferenciación internos a través del uso de la terminología de castas. Los sistemas clasificatorios fueron históricamente realimentados o legitimados, desde el poder colonial, a través de tratados filosóficos, teológicos y jurídicos así como por medio de pinturas y de  obras de carácter científico (pseudo) que instalaron representaciones sociales y relaciones de poder en un plano de jerarquías étnicas y raciales. 

Las teorías de castas sostenían que un jíbaro era el resultado de la mezcla entre lobo y china; el lobo era el resultado de la mezcla entre saltapatrás y mulata; la china, entre morisco y española; el saltapatrás, entre india y chino; la mulata, entre español y africano; el morisco, entre mulato y española. 

Luis Paret y Alcázar  recrea en el cuadro Autorretrato como Jíbaro (1776) a un miembro de esa subcultura puertorriqueña; colectividad conformada por una de las castas que no eran ni criollos ni peninsulares. En gran medida, respondía a los idearios que fundamentaban la conceptualización del otro, impuesto desde afuera, influenciando leyes, prácticas, y la imaginación misma, mediatizada por las representaciones que los que controlaban el “discurso oficial” tenían del "otro".  En 1849 don Manuel Alonso, nacido en San Juan en octubre de 1822, criollo burgués, estudiante en Barcelona,  publicó El Gíbaro, un cuadro de costumbres de la isla de Puerto Rico.

(Y luego de repasar y comenzar a organizar notas sobre este tema, buscar nuevas fuentes, agarro mi cuatro, el tiple y el güiro, grito un "lelolai esgalillao" y le canto un seis cayeyano a mis antepasados jíbaros que han estado -algunos nunca bajaron de esos cerros- diciendo con orgullos: "somos jíbaros, y qué"; desde que así fueron clasificados por los poderes "divinos" que tenían los europeos colonizadores.)


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