En su "Oda a la pobreza" (El Nuevo Día, 07/14/2018) Edgardo Rodríguez Juliá trata de dibujar una radiografía de la pobreza y los pobres en Puerto Rico. Acierta hasta cierto grado, pero su visión atomista, estereotipada y prejuiciada no lo dejan mirar imparcialmente el substracto socio-económico que pretende explicar. Como este autor hay muchos puertorriqueños que proceden de su mundo y clase social, y que piensan como él; pero peor que estos elitistas, son los que se creen que pertenecen a ese "mundo" sólo porque tienen ciertos ingresos y nivel cultural académico; y peor todavía son los que ni esos ingresos tienen, y hablan como si fuesen parte de las esferas ilusas desde donde escribe el autor. Decía la periodista Ángela Luisa Torregrossa, hacia finales de los años cincuenta, sobre las mujeres que pertenecen a la "clase" de Rodríguez Juliá: "Son las mismas con distintos sombreros". Si mal está la política en PR, peor está la conciencia del pueblo, sugiere otro autor: Eduardo Lalo. La intersección de colores, fenotipos, cultura y dinero en Puerto Rico pueden confundir al más diestro científico social, mientras los verdaderamente poderosos se aprovechan de esa falta de conciencia -quiénes y cómo somos- para seguir controlando, desde antes de ser colonia de los EEUU, los vaivenes del país en proceso . Y yo, que por asuntos de mi fenotipo y curiosidad, me he paseado entre ellos, ¡como tengo anécdotas para contar! Por ahí en este blog he documentado unas cuantas, acompañado siempre por los versos del poeta Luis Lloréns Torres: "y el jíbaro dijo: ¡unjú!".
Saturday, July 14, 2018
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