Saturday, August 3, 2019

EL DINERO EN PUERTO RICO PARA PRINCIPIANTES, Y EL CHOCOLATE CON QUESO DE BOLA

En las islas que comprenden el archipiélago puertorriqueño -que indirectamente incluye a sus vecinos que se surten de los recursos de la isla y, a su vez, proveen recursos-, el dinero se mueve en grandes cantidades. Para entender ese fenómeno no se puede reducir a una ecuación aritmética, es geometría compleja. Reducir la movida del dinero en Puerto Rico a lo que aporta los EEUU, es caer en simplismos burdos. Es más, lo que se presenta como “ayudas federales” resulta del dinero que ya ha sido generado en la isla. Los EEUU, por más buenos que se quieran presentar, no son tan ingenuos ni tan generosos. Que los medios y sus alcahuetes, los que necesitan que ciertas imágenes sean proyectadas, difundidas, para satisfacer egos o deseos malsanos o vender ideologías, hayan presentado al puertorriqueño como un ser dócil (en City College tuve que oirle a una compañera cubana este disparate -que ella no lo decía porque era ingenua, sino para justificar su trepadera en el sistema- y dejar de refutarla, porque ella no quería oír, no le convenía), que depende como si fuese un pazguato que no tiene voluntad ni carácter propio, no quiere decir que la realidad sea otra. El puertorriqueño es parte de una economía, dinámica compleja; en la cual se encuentra la informal que mueve más dinero que el PIB de muchos países. Para entender la relación del puertorriqueño con la economía de las islas, hay que viajar más allá de Hato Rey y Washington, y pasar por Nueva York, Orlando, Miami, Panamá, Repúbilca Dominicana, Isla Vírgenes, hasta, llegar a España, desde donde los Betis, los Goya, los chorizos, butifarras y los vinos Rioja son exportados en grandes cantidades, y a Holanda, con las Heineken y los quesos de bola. Tampoco se puede limitar el análisis a tratados teóricos sobre colonialismo o neo colonialims o la lucha de clases o capitalismo versus socialismo. Demasiabo borujo envolviendo migraciones, pensiones, y clanes para reducir la dicusión del dinero a teorías concéntricas, formulas o ecuaciones reductivistas. No hace tanto, unos venezolanos compraron una cádena de supermercados en la isla, y trataron de meterle gato por liebre a los boricuas, cambiando el queso de bola (Gouda) elaborado en Holanda por una versión argentina y perdieron clientes, hasta tener que vender la cadena. La economía no es aritmética, es geométrica. Ese chocolate Cortez, producto de la empresa familiar con el apellido que lo identifica y residentes en Miramar, Santurce por uno cuantos siglos, es importado desde tierras lejanas en las Américas (creo que hoy lo empacan en la República Dominicana) lleva queso de bola holandés; el añejo, bien salado. 

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