Me lo contó y sentí escalofríos. En su cara se veía el miedo. Su lenguaje no fue elegante, con estilo. Trotón; falto de amor; lleno de rabia; cunetero. Deseaba la chocha y ella lo rechazó, lo rechazó por haberle tocado su chocha, y le tocó la chocha y los senos, y ella lo cambió de cama, y luego le daba palizas, ella borracha le daba palizas, por años le dio palizas, y él tenía doce años cuando todavía dormía con ella y tocó los senos y la chocha de su madre, y sesenta y tres años más tarde las chochas lo siguen asustando porque ella lo cambió de cama. Cuando vio la obra Los Monólogos de la Vagina en busca de una respuesta a su relación con las mismas, sabía que faltaba algo: hay chochas que aterrorizan.
Friday, August 9, 2019
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