Haberla vivido desde que uno nace rodeado de pobreza extrema, alcoholismo, abandono, discriminación, burlas por ser así o de esa otra manera (la lista es larga), nesariamente, no te prepara para enfrentar la violencia. Algunos adquieren un tesón de hierro y la sobreviven. Son admirables las personas negras de la tercera edad que vivieron la persecución y genocidio en los EEUU, cuando los ahorcaban por el mero hecho de existir, y que mantienen un gusto por la vida sin rencores. Tengo unos cuantos vecinos afro-americanos que son un motivo para vivir plenamente. En cuanto a la violencia contra los que son diferentes, no ha mejorado mucho el asunto; y quizás, ha empeorado: ahora la promueve el Estado. Cómo la resistes y no permites hacerla tuya sin perder de vista sus efectos, intenciones, mecanismos, que diariamente son enfrentados por lo que viven al margen de los grupos con el sentido de control y poder sobre otros es la pregunta que muchos se hacen, desde que se levantan hasta que se acuestan. Hay quienes ni se dan cuenta -el marido bajo el yugo de la esposa; el conserje acosado por el gerente; la compañera que disfruta ponerte a la defensiva- o la ven como una patología que no tiene nada que ver con ellos; mas otros andan con los pelos listos para que se le pongan de punta.
Wednesday, August 14, 2019
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