La gloria no se consigue en el paraíso. Quien la desee, la vive en la tierra sin tener que "ir al cielo tisu", con solo apreciar "esos ojazos negros de un raro fulgor"; aceptar y decir junto a Luis Miguel, que para estar extasiado, "alma mía, la gloria eres tú".
La gloria es comprendida, disfrutada dentro de un apartamento azotado por una tormenta de nieve, "la brisa de invierno" que se cuela por una ventana, y los boleros que recrean, recuerdan las melodías que "dominan e incitan al amor".
La gloria comienza con ellos, contigo, conmigo enredados en la escritura de una novela rosa repleta de deseos, odios, venganzas, traiciones, perdones, "sangrantes heridas", vidas entregadas "como jamás se dio".
La gloria se consigue durante la confesión de Leo Marini sobre las "dos almas que en el mundo habría unido Dios" en un viaje erótico por una carretera uruguaya, amándose plenamente dentro de un Porsche, un coche destruido por una "sombra de odio" que pudo haber apartado a los amantes.
La gloria es el estado anímico, indescriptible, que es provocado por un bolero que tocan en Youtube, o en la tocadiscos en el coche, transmitiendo las voces de tantos que han encontrado el paraíso en la tierra, "nosotros, que nos amamos tanto"; ahora y antes, las "almas, que se amaban", eso éramos/somos tú, yo, ellos.
- Lo quise con alma de niño, y me juraba que se sentía en la gloria. ¿Por qué?
- ¿Quién es Leo Marini? ¿Iba también el el Porsche? ¿Un tercer hombre?
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