¿Será Joselito el desaparecido hijo de Libertad Lamarque? ¿Vivirán juntos durante el resto de sus vidas? Hay que esperar hasta el fin de la película para conocer el desenlace de la melodramática trama del musical hispano-mexicano, Bello Recuerdo.
-¿Por qué me mentiste? Te quise con alma de niño. Me cuidaste, arropaste, besaste y luego, de lejos, pero muy lejos, desapareciste de mi vida, por un instante.
- Tranquilo. No desesperes, y continúa con la película, oyendo, viviendo, siendo el bolero, tal vez nos veremos después.
¿Se vieron de nuevo? Hay que esperar hasta el final. De lo que no queda duda es que la película, filmada durante el franquismo, no va explorar si entre ambos existe un conflicto edípico: deseos amorosos y hostiles hacia la madre-maestra, el deseo inconsciente de mantener una relación sexual (incestuosa) con ella y de eliminar al padre del mismo sexo (parricidio) -que no puede darse en dicha trama, pues, porque no hay padre: Joselito es huérfano- y es la orfandad, el estar huérfano de padres y de amor, el eje central de otro bolero hecho teatro, puro teatro, cine.
- No, no soy yo ni es la relación entre madre e hijo, Libertad Lamarque y Joselito, quienes causan el anhelo. Es la voz de Felipe Rodríguez la que me recuerda al niño que he podido ser, sin juguetes, parado en la puerta, esperando por unas miguitas de ternura. Huérfano de amor también.
- No desesperes, la ausencia de amor es parte del amar, del camino que éste en su marcha hace, del bolero que somos. Nosotros que nos queremos tanto.
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