Bailamos con Los Tres Reyes, Alfredo Zitarrosa, Omara Portuondo, contigo, conmigo, con las "caricias en dos tonos" y "la cadencia de dos cuerpos", recorrimos los labios, el pelo, espalda, arrastramos los pies, evitando el tener que apoyar nuestro peso sobre el piso, dimos tres pasos en tres tiempos, una pausa en el cuarto, ondulamos las caderas, amarramos las cinturas, muslo con muslo, rozamos rodilla con rodilla, vientre con vientre, pecho con pecho, compartimos los latidos, palpitamos, sin movernos más allá de una loseta.
Con un bolero "mil requintos se derraman en tu alma", y "sin esperarlo, te me acercaste", bailamos esa "melodía que da música al silencio cuando pasa por tu cuerpo", empatados, nos decíamos "acércate más y maš", y de pronto, te alejabas sin soltar mi mano, pretendías "el desesperarme", regresabas a nosotros que no podemos separarnos, "no me preguntes más".
- No sé como empezó. Primero fue un bolero, y otro, y otro. Qué paso luego, no recuerdo.
- ¿De quién era el Porsche?
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