El hombre deseó ser poseído por el otro; y el otro no quería ser deseado, siguió camino cuando sintió el deseo ajeno. El hombre dudó; se preguntó: ¿estuvo siempre conmigo este deseo o lo he adquirido por osmosis, se apoderó de mis entrañas? El otro regresó y lo satisfizo para que pudiese contestar la pregunta.
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